Voluntariado
Desde APDA pretendemos que la persona voluntaria tenga un papel específico en nuestra entidad, complementario y no sustituto del trabajo profesional, aportando otra mirada a la labor de la entidad y al trabajo con y para las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo.
Los principios que inspiran nuestra acción son:
- Considerar la persona voluntaria como transformadora de la sociedad y agente de cambio social.
- Hacer de la persona voluntaria un apoyo positivo, diferente y potenciador de las personas con las que trabaja.
- Visualizar la tarea de las personas voluntarias en la entidad y valorar su importante contribución en la misión.
La filosofía de este programa es:
- Motivar la participación de personas voluntarias.
- Velar por su formación y acompañamiento.
- Definir las funciones y el papel de voluntariado en la entidad.
- Incitar su participación también en el programa de voluntariado de APDA.
El programa de voluntariado de APDA quiere que en el futuro la entidad llegue a reconocer la figura de la persona voluntaria como motor y pieza fundamental de la organización. Eso supone, muchas veces, un cambio de paradigma de funcionamiento y de organización interna.
La diferencia entre personas voluntarias y el equipo de profesionales, en cualquier entidad, viene dada por el tipo de vinculación (no existe ninguna relación laboral) y por el tipo de tarea que llevan a cabo (de apoyo personal, de relación de amistad, de acompañamiento individual/grupal o de apoyo técnico a la propia entidad).
Resumiendo, el papel de la persona voluntaria consiste en:
- Acompañar y dar apoyo a las personas con discapacidad intelectual y sus familias.
- Contribuir en la mejora de su calidad de vida.
- Facilitar su inclusión social.
- Fomentar su autodeterminación y sus capacidades.
- Establecer un vínculo significativo con la persona con discapacidad.